martes, 8 de febrero de 2011

Go Medieval

Soy buscadora de magia. No podría vivir un instante en este mundo si no creyera que existe.
Me acuerdo de chica, las tarde de verano, jugando sola y deseando con toda mi fuerza que pasara algo extraordinario. Léase encontrar un duende, darme cuenta que podía volar o que me hablara el gato. Más de grande me di cuenta que la magia está camuflada en el mundo, que se ve sólo por el rabillo del ojo. Que no se muestra de frente, que le tiene miedo a los científicos. (O que les perdona la vida).
La busque años y la encontré en relatos, libros, personas, amuletos y en mis cartas de tarot.
Desde ahí la vengo siguiendo, como Persival, como Galahad. Me da taquicardia cuando la presiento y sonrío cuando la adivino. Como quien se encuentra a un viejo amigo.

Creo.
Creo en los hilos dorados que unen y guían las cosas que tienen que ser. Que deberían ser.
Creo en el poder de una palabra, de un acto que redima todos los anteriores. Creo en lo sagrado.
Creo que algunas cosas tienen un poder en sí que trasciende nuestra carne perecedera.

A veces pienso que mi cabeza trae cierto delay histórico.
Nunca le llegó el Iluminismo. No tuvo Revolución Francesa ni Sagrada Inquisición. No escuchó el grito de Descartes. Nietzsche no le mató a Dios.
Me encanta.

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