viernes, 13 de mayo de 2011

Freno de mano


Los días se me escurren entre los dedos antes de que pueda apretarlos.
Cuando empiezo a considerar dar el siguiente paso ya se me terminó la escalera. Nunca sé si tirarme de la hamaca en lo más alto o lo más cerca del piso. La próxima salida está siempre a 500 metros.

Maldita inercia. Si no fuera por vos, pararía en todas las estaciones.

lunes, 9 de mayo de 2011

Joya nunca taxi

Tengo la teoría de que a medida que van pasando los años uno va perdiendo cordura con el mismo ritmo con que pierde la tonicidad el culo, y los hombres el pelo.
Pasé muchos años protegiendo mi razón. Evitando los traumas, los golpes, las situaciones que pudieran llevarme al borde: No se puede. Es como querer evitar las arrugas en la piel. Te ponés raro y desagradable. Como esas viejas plastificadas a las que no les podés adivinar la edad pero sí las mañas.

El cuerpo se desgasta por vivir, por las cosas que te pasaron por encima: las trasnoches, la comida chatarra, el rocanroll. La mente también. 
- Es difícil encontrar una mina de 30 que esté entera psicológicamente, una vez me dijeron. Y... también es difícil encontrar una mina de 30 que no tenga celulitis, pensé yo.

Yo me consideraba bastante entera. Hace unos años. Había logrado conservarme bastante al costo de quedarme siempre afuera, de verla pasar. De no enroscarme con nada, de no engarcharme. De no exponerme a situaciones que te rompen un poco, que te queman neuronas, como el sol de enero a las 2 pm.
- Nena, las quemaduras del sol son acumulativas, me decía mi mamá. Y la piel ya nunca te queda igual: Las quemaduras mentales se ve que también.
A mis 29 ya noto las grietas. Las reacciones distintas. Los desbordes. Las manías. La distorsión de la realidad. Los pozos donde antes estaba todo lisito y firme.

No pienso luchar mucho. Imaginate que todavía nunca me compré una crema anti-age.
Tendrán que soportar mis rayaduras del uso.
Morirme con los plásticos puestos me parece poco glamoroso.

viernes, 6 de mayo de 2011

Fingidora de sarcasmos


Si pudieras llamarte de otra manera, cambiarías?
Qué tan indivisible de vos es tu nombre?
La rosa seguiría oliendo a rosa aunque se llamara de otro manera. Pero el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
Qué tan encarnada tenés la palabra en el cuerpo?

Mi médula espinal es una sopa de letritas.
Todas A-positivas, por supuesto.
Querés ver?