jueves, 27 de enero de 2011

Anarquía ventricular


La sangre, mejor adentro que afuera, yo siempre me digo. Es una manera de sobrevivir. Una instrucción clara y fácil de recordar, que podría estar escrita en la etiqueta, si el cuerpo viniera con una. A partir de ahí, se me acaban las instrucciones.
A mí el corazón me vino de segunda mano se ve, porque me vino sin papeles. Ni un puto manualcito escrito en chino. Nada.
Encima anda mal, cada tanto tira un latido de más: extrasístole lo llamaron mis cardiólogos. En vez de ser parejito y predecible como todos, de vez en cuando y sin motivo ni aviso, late de más. Pierde el ritmo. Se desbanda. Se para unos segundos, no sabe como seguir. Y arranca, agarra el ritmo de nuevo, como si nada, pero sabiendo que en cualquier momento puede volver a pasar. Y pasa.
Cómo podría pretender que alguna de mis emociones sea mínimamente predecible, rítmica y controlada? Inexorablemente llegaría mi latido punk.
Pido disculpas por los inconvenientes ocasionados: tengo el corazón en random y no lo se configurar.

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